A propósito de "EL TURBANTE Y LA LECHUZA" (hacer click, pero antes leer lo que sigue). Es un juego oracular.
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Sinastría, como sabemos, es constatar que somos trama y red. Que cuando se sacude una parte repercute en las restantes. Y que respondemos todos, cada unx según su rol, como un sujeto colectivo.
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EN ESTE EJERCICIO, estoy incluyendo ese “sacudón” que ciertos eventos sorpresivos generan en una trama vincular. Son eventos de tipo uraniano, por lo general: imprevistos. Otras veces se generan en la intención de una de las personas de esa trama, pero sus consecuencias exceden por mucho las previsiones que esa persona depositaba en su propuesta. Se los suele llamar “actos instituyentes” porque a partir de ellos, esos destinos se entrecruzan a partir de un orden nuevo, dando origen a un proceso a su vez total y radicalmente renovador.
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LO PROPONGO, por lo tanto, como ejercicio para una astrología planetaria (política, social, cultural). Pero es enormemente útil también para aplicarlo a nuestras vidas personales. Para ello desde luego, necesitamos contar con el horario de ese evento. Y cotejarlo con las cartas de los protagonistas de ese evento, por lo menos de algunas personas de nuestro interés.
UN JUEGO ORACULAR
Para hacerlo más ameno, inventé un programa que he llamado “El turbante y la lechuza”, en el cual quiero incluir la polaridad neptuniano-mercurial de nuestras simbolizaciones.
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PARA LA PARTE NEPTUNIANA, propongo ejercitarnos en “invocar”. Esto lo venimos haciendo en el seminario de los viernes, como ritual de cierre de cada clase. Pero de paso nos animamos a intuir que esas “invocaciones” generan en gran medida precipitaciones de energía nueva y revitalizante. “Convocan” (no siempre desde luego) una especie de empujón desde el sistema amplio hacia el más pequeño, el de nuestras modestas vidas.
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ME VENGO ANIMANDO A ESTA HIPÓTESIS DESDE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS: y es que así operaban en el pasado las llamadas pitonisas o sibilas. Sus mensajes neptunianos eran luego retraducidos mercurialmente por los sacerdotes. Más contemporáneamente, fue el método al que se animó Dane Rudhyar cuando escribió sobre los grados sabianos. Y el propio Carl G. Jung, en sus escritos sobre esoterismo. Salvando las obvias distancias entre estos maestros y nosotrxs, propongo que simplemente nos animemos a jugar. El “juego” ya sabemos, puede ser mera distracción. O una octava superior de Géminis, la energía de este momento en el cual escribo la propuesta.
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LA O LAS FRASES DE LA “INVOCACIÓN” requieren un entrenamiento en nuestra parte neptuniana. Este se adquiere pacientemente, extrayendo material de nuestros sueños, del arte que cultivamos, de los libros que leemos, de las películas y series que vemos. Hice décadas atrás varios seminarios con esta metodología, sobre todo aplicando las conocidas “visualizaciones” o imágenes guiadas. En estas épocas de pandemia y de comunicación a distancia, hemos de encontrar la manera de continuar con estas ejercitaciones, que quizá no requieran ser sólo de tipo presencial.
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POR EL MOMENTO, sólo insto a que cada unx se anime a expresarse como mejor le salga. El ejemplo que propongo es el que encabeza el ejercicio (blog, link). La frase que me surgió terminó desembocando en un mito muy conocido: el de Pandora. El evento que me lo disparó, fue el movimiento doble que hicieron Alberto y Cristina el lunes 8 de junio 2020 (también figura en el blog). Como siempre, los mitos vienen en nuestra ayuda.
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LA PARTE MERCURIAL es el ejercicio propiamente dicho de sinastría y consiste en alinear, en este caso cuatro cartas, buscando sus enlaces. Una vez situados dichos links, que por lo general son conjunciones planetarias, encontrar palabras descriptivas para dichas sincronicidades. Por ejemplo, en la carta de ese día Marte y Kyron hacían aspectaciones recíprocas con los de Cristina. El Marte de Alberto andaba muy cerca y “en el Cielo” ese Marte se ligaba con Neptuno. También había un dinamismo inquieto entre Saturno y Urano en el Cielo, aplicando esa impronta sobre el Júpiter de la Argentina. ¿Qué palabras usar para estos encuentros, en el nivel neptuniano de la “invocación”? Cada unx se tendrá que “dejar llevar” y aportar las propias. A mí me salió escribir esto: “Lo femenino originario ya no quiere ser cómplice de tanta oscuridad.
... el dios bélico de las profundidades abrió de un tajo la Caja Hermética. En su interior yacía el karma de un océano oscuro, el de una humanidad envenenada. Vio que Pandora no le temía a su espada y le cedió la tarea. Pero ella prefirió esperar. Ya no es tiempo de dioses, pero aún no terminó el tiempo de los guerreros sabios. De las espadas masculinas renovadas, empuñadas con mentes certeras. Con su filo hundiéndose en el humus en barbecho, para que brote de él la última cosecha de la Vieja Era”.
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LUEGO VIENE LA PARTE MERCURIAL y es encontrar las alineaciones. Me sorprendió en este caso constatar que la mayoría de las posiciones planetarias de las cuatro cartas, estaban ligadas con orbes chicos, en muchos casos partiles. Cuando esto ocurre, todo astrólogx con cierta experiencia sabe que “encontró un tesoro”.
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ARMÉ DE ESTA MANERA 8 (OCHO) BANDAS, a la manera de núcleos sinástricos. Resalté en color los que me parecieron más significativos. Y ahora viene el momento de ponerles palabras a cada una, por separado o agrupándolas. Sería parecido a la “invocación” que antes desplegué, pero con más enfoque y precisión en las posiciones planetarias incluidas.
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ES LA TAREA QUE LES PROPONGO. Creo que resultará de interés (y utilidad didáctica) no sólo para los egresados del seminario de los viernes, sino también para los dos grupos de supervisión de cartas, para poder luego hacer algún ejercicio con temas de las respectivas vidas personales (o de nuestros consultantes).
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Bueno, espero que les resulte útil o por lo menos, entretenido… Nos vemos en la semana.
ow
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Sinastría, como sabemos, es constatar que somos trama y red. Que cuando se sacude una parte repercute en las restantes. Y que respondemos todos, cada unx según su rol, como un sujeto colectivo.
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EN ESTE EJERCICIO, estoy incluyendo ese “sacudón” que ciertos eventos sorpresivos generan en una trama vincular. Son eventos de tipo uraniano, por lo general: imprevistos. Otras veces se generan en la intención de una de las personas de esa trama, pero sus consecuencias exceden por mucho las previsiones que esa persona depositaba en su propuesta. Se los suele llamar “actos instituyentes” porque a partir de ellos, esos destinos se entrecruzan a partir de un orden nuevo, dando origen a un proceso a su vez total y radicalmente renovador.
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LO PROPONGO, por lo tanto, como ejercicio para una astrología planetaria (política, social, cultural). Pero es enormemente útil también para aplicarlo a nuestras vidas personales. Para ello desde luego, necesitamos contar con el horario de ese evento. Y cotejarlo con las cartas de los protagonistas de ese evento, por lo menos de algunas personas de nuestro interés.
UN JUEGO ORACULAR
Para hacerlo más ameno, inventé un programa que he llamado “El turbante y la lechuza”, en el cual quiero incluir la polaridad neptuniano-mercurial de nuestras simbolizaciones.
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PARA LA PARTE NEPTUNIANA, propongo ejercitarnos en “invocar”. Esto lo venimos haciendo en el seminario de los viernes, como ritual de cierre de cada clase. Pero de paso nos animamos a intuir que esas “invocaciones” generan en gran medida precipitaciones de energía nueva y revitalizante. “Convocan” (no siempre desde luego) una especie de empujón desde el sistema amplio hacia el más pequeño, el de nuestras modestas vidas.
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ME VENGO ANIMANDO A ESTA HIPÓTESIS DESDE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS: y es que así operaban en el pasado las llamadas pitonisas o sibilas. Sus mensajes neptunianos eran luego retraducidos mercurialmente por los sacerdotes. Más contemporáneamente, fue el método al que se animó Dane Rudhyar cuando escribió sobre los grados sabianos. Y el propio Carl G. Jung, en sus escritos sobre esoterismo. Salvando las obvias distancias entre estos maestros y nosotrxs, propongo que simplemente nos animemos a jugar. El “juego” ya sabemos, puede ser mera distracción. O una octava superior de Géminis, la energía de este momento en el cual escribo la propuesta.
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LA O LAS FRASES DE LA “INVOCACIÓN” requieren un entrenamiento en nuestra parte neptuniana. Este se adquiere pacientemente, extrayendo material de nuestros sueños, del arte que cultivamos, de los libros que leemos, de las películas y series que vemos. Hice décadas atrás varios seminarios con esta metodología, sobre todo aplicando las conocidas “visualizaciones” o imágenes guiadas. En estas épocas de pandemia y de comunicación a distancia, hemos de encontrar la manera de continuar con estas ejercitaciones, que quizá no requieran ser sólo de tipo presencial.
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POR EL MOMENTO, sólo insto a que cada unx se anime a expresarse como mejor le salga. El ejemplo que propongo es el que encabeza el ejercicio (blog, link). La frase que me surgió terminó desembocando en un mito muy conocido: el de Pandora. El evento que me lo disparó, fue el movimiento doble que hicieron Alberto y Cristina el lunes 8 de junio 2020 (también figura en el blog). Como siempre, los mitos vienen en nuestra ayuda.
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LA PARTE MERCURIAL es el ejercicio propiamente dicho de sinastría y consiste en alinear, en este caso cuatro cartas, buscando sus enlaces. Una vez situados dichos links, que por lo general son conjunciones planetarias, encontrar palabras descriptivas para dichas sincronicidades. Por ejemplo, en la carta de ese día Marte y Kyron hacían aspectaciones recíprocas con los de Cristina. El Marte de Alberto andaba muy cerca y “en el Cielo” ese Marte se ligaba con Neptuno. También había un dinamismo inquieto entre Saturno y Urano en el Cielo, aplicando esa impronta sobre el Júpiter de la Argentina. ¿Qué palabras usar para estos encuentros, en el nivel neptuniano de la “invocación”? Cada unx se tendrá que “dejar llevar” y aportar las propias. A mí me salió escribir esto: “Lo femenino originario ya no quiere ser cómplice de tanta oscuridad.
... el dios bélico de las profundidades abrió de un tajo la Caja Hermética. En su interior yacía el karma de un océano oscuro, el de una humanidad envenenada. Vio que Pandora no le temía a su espada y le cedió la tarea. Pero ella prefirió esperar. Ya no es tiempo de dioses, pero aún no terminó el tiempo de los guerreros sabios. De las espadas masculinas renovadas, empuñadas con mentes certeras. Con su filo hundiéndose en el humus en barbecho, para que brote de él la última cosecha de la Vieja Era”.
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LUEGO VIENE LA PARTE MERCURIAL y es encontrar las alineaciones. Me sorprendió en este caso constatar que la mayoría de las posiciones planetarias de las cuatro cartas, estaban ligadas con orbes chicos, en muchos casos partiles. Cuando esto ocurre, todo astrólogx con cierta experiencia sabe que “encontró un tesoro”.
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ARMÉ DE ESTA MANERA 8 (OCHO) BANDAS, a la manera de núcleos sinástricos. Resalté en color los que me parecieron más significativos. Y ahora viene el momento de ponerles palabras a cada una, por separado o agrupándolas. Sería parecido a la “invocación” que antes desplegué, pero con más enfoque y precisión en las posiciones planetarias incluidas.
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ES LA TAREA QUE LES PROPONGO. Creo que resultará de interés (y utilidad didáctica) no sólo para los egresados del seminario de los viernes, sino también para los dos grupos de supervisión de cartas, para poder luego hacer algún ejercicio con temas de las respectivas vidas personales (o de nuestros consultantes).
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Bueno, espero que les resulte útil o por lo menos, entretenido… Nos vemos en la semana.
ow
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