miércoles, 22 de septiembre de 2021

PRIMAVERA EN EL HEMISFERIO SUR: EQUINOCCIO DE SETIEMBRE 2021

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Se hace en la Argentina el miércoles 22 de setiembre a las 16:22 hs. hora local. (19:22 GMT)
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LIBRA YA ENTRE NOSOTROS
Este 22 de setiembre de 2021 llega el equinoccio, aquí en el hemisferio sur. O sea: arranca el signo de Libra (advertir que no digo “constelación”) y el advenimiento de la estación primaveral. Este es el orden pitagórico –por así llamarlo- del que partimos en nuestra Cosmología. Equinoccio es el día en el que ambos hemisferios de la Tierra, sur y norte, se balancean durante un efímero segundo entre la misma proporción de luz y de oscuridad, en su relación con el Sol. Para nosotros a partir de setiembre el camino es, paso a paso, hacia cada vez más luz y calor. En el hemisferio norte ocurre el movimiento opuesto y compensatorio: paso a paso, día a día, hacia cada vez menos luz y menos calor.
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A PARTIR DE ESE ORDEN AMPLIO SE INSCRIBEN LOS OTROS ÓRDENES (LOS TERRESTRES, LOS HUMANOS)
A veces confundimos el lenguaje astrológico con un lenguaje que sólo atiende a las lecturas humanas sobre sí mismas. Grave error, no porque ello en sí sea erróneo, sino porque es una apreciación incompleta. “Lo nuestro” -lo humano- es un orden incluido en otro orden mayor, el del giro de la Tierra alrededor del Sol. Más allá hay otros órdenes ligados a giros aún mayores, pero no nos ocuparemos hoy de ellos. Nos centraremos por el momento en la traslación de nuestra amada Tierra alrededor del Sol. Los doce signos, las cuatro estaciones.
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EN LO HUMANO INDIVIDUAL, EN LO GRUPAL. Y EN LO NACIONAL TAMBIÉN.
EL ASCENDENTE DE LA ARGENTINA EN ESTE SIGNO -LIBRA- ME LLEVÓ DESDE HACE VARIOS AÑOS A REFLEXIONES QUIZÁ DIFÍCILES DE COMPARTIR. IGUAL LO VOY A SEGUIR INTENTANDO.
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Parte del texto que sigue fue compartido en setiembre 2019 en una de mis redes, antes de las elecciones nacionales. Ya Cristina había ejercido su fuerza shamánica de base -si quieren pueden llamar a este atributo, “su indudable conducción estratégica”- o sea: ya había anunciado que Alberto sería el candidato a presidente y ella la vice. Corrió mucha agua bajo el puente desde entonces. Por ello, actualicé el texto en parte, para poder incluir lo vivido desde ese entonces al presente. Pero sintomáticamente, el grueso de las apreciaciones y simbolizaciones que ofrecí en ese momento… siguen vigentes. No sé si es un indicio positivo o negativo. Es lo que hay. Es quizá parte de una estructura de base que aún no hemos aprendido a comprender y mucho menos a aceptar.
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ASCENDENTE EN LIBRA: ¿QUÉ SIGNIFICA NUESTRO DESTINO COMPLEMENTARIO? ¿CUÁNTAS MÁS OPORTUNIDADES NOS DARÁ LA VIDA Y LA HISTORIA PARA COMPRENDER DE QUÉ SE TRATA?
Uno de los órdenes incluidos en este ciclo anual es el del país, esto es, el orden de la vida política nacional. La carga sombría en la Argentina no se disipó con la salida de la oscuridad macrista, con el final de esa etapa inconcebible, dramática y patética a la vez. Quedamos en una situación de posguerra, literal. Con el agravante de que esa destrucción del país en todos sus niveles, ocurrida entre 2016-2019, no se hizo con las armas y la tortura como en la época de la dictadura. Se la permitió con los votos de gran parte de la población, incluyendo votos de muchos de los más desposeídos, que con esa decisión les abrieron las puertas a sus victimarios. 
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Esos cuatro años fueron de destrucción total, una pandemia elegida desde el costado más auto-destructivo del ADN nacional. Pero el péndulo osciló y en diciembre del 2019 tuvimos el merecido recambio, indicador de nuestra resiliencia aún vigente, cualidad que -también y afortunadamente- sigue formando parte de nuestro ADN nacional. Transcurrieron 99 días de esperanza en el renacimiento. Y en el día 100 advino el hecho singular absoluto: PANDEMIA PLANETARIA, con mayúsculas.
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Lxs astrólogxs estuvimos muy atentxs en enero 2020, porque se expresaba la triple conjunción Júpiter-Saturno-Plutón (en el signo de Capricornio). Buscábamos indicios de acontecimientos planetarios, en especial geopolíticos, ya que estos escenarios han sido en el pasado los favoritos de estas cualidades planetarias, en sus ritmos recurrentes. El 3 de enero de 2020 hubo un asesinato temible: como de costumbre, activado por los EE UU (aún Trump en el poder). En un “ataque de precisión” las fuerzas armadas yanquis eliminaron en el aeropuerto de Irak al militar más poderoso de Irán. “Ya está, es esto”, nos dijimos con lxs colegas. Apareció el mojón histórico para ilustrar, en el plano de los acontecimientos históricos, este nuevo ciclo Saturno-Plutón. Al cual se sumaba en ese año 2020 también Júpiter (sincronicidad de alta significación desde luego, pero que en ese momento no supimos simbolizar).
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Pues bien, no. Por lo menos no suficiente. Faltaba el suceso mayor, el que indudablemente marcará las interpretaciones astrológicas de las décadas siguientes, en el caso de que la humanidad prevalezca. Esto es, la PANDEMIA GLOBAL, que en la Argentina se sumó a la pandemia macrista previa. Que la humanidad prevalezca a este enorme Giro Civilizatorio y Geológico, es algo que invoco de todo corazón pero estoy dispuesta -y obligada- a aceptar que aún no tenemos indicios convalidantes, en el mediano y largo plazo, sobre esta delicada cuestión.
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VOLVAMOS A NUESTRO NIDO: ARGENTINA, PAÍS CANCERIANO CON ASCENDENTE EN LIBRA Y LUNA EN CAPRICORNIO
La oscuridad continuó entre nosotros, si bien la oscilación del barco había inclinado su eje babor-estribor, por obra y gracia de la fuerza, la inteligencia en la conducción, la madurez femenina profunda de Cristina Fernández de Kirchner. 
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Muchas cosas habían empezado a darse vuelta, en esos insuficientes 100 días iniciales. Pero advino la nota de los tiempos, el Gran Giro del planeta. Y la miseria de tantas almas arrasadas -por otras almas cínicas y crueles- no pudo ser conjurada en ese escaso tiempo.
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Las excusas son muchas, o quizá sean auténticos argumentos justificatorios. El de los medios monopólicos inyectando odio en sus programas televisivos, desde muchas décadas atrás, es el más aceptado y evidente. Pero no alcanza. En el mismo hogar donde semanalmente se daba cabida al programa de Jorge Lanata por ejemplo, en plena segunda presidencia de Cristina, algunos de sus integrantes adherían irreflexivamente a sus propuestas de odio y operaciones mentirosas –a posteriori siempre develadas como tales- mientras que otros miembros de la misma familia no daban cabida a dicha prédica.
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O sea que la grieta, o mejor expresado, la visibilización de una supuesta grieta milenaria que escinde a la especie humana quizá desde siempre, también se dio entre humanos que comparten la misma sangre, los mismos lazos familiares. ¿De qué depende entonces semejante partición de aguas?
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¿PUENTE LIBRIANO PARTIDO POR LA GRIETA? ¿O DISTANCIAS INELUDIBLES?
Se nos impone aportar a este debate, cada unx según su proporción y punto de vista. En lo inmediato y observando el orden de lo psicológico-arquetípico, individual y colectivo -función que me compete explicitar, por mera opción profesional- entiendo que se nos sigue pidiendo una mente clara y tolerancia ante la frustración.
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Por ello, en lugar de puentes librianos fluidos y abiertos donde todxs lxs argentinos volvamos a reencontrarnos, conviene en mi opinión cuestionar la ontología misma de estas visualizaciones e invocaciones astrológicas. El artista plástico Daniel Santoro (no confundir con el seudo-"periodista" del monopolio Clarín-Nación, del mismo nombre- ofreció el 26 de setiembre de 2019 una imagen a mi entender sumamente fértil para esta reflexión libriana sobre la supuesta grieta argentina (*). Y es que en el fondo no se trataría de una grieta, esto es, de una unidad previa y homogénea que en algún momento fue escindida, dramáticamente partida en dos. Se trataría en sí mismo de un origen dual, de dos unidades simultáneas y contiguas. Desde siempre, desde el origen. Su propuesta plástica y visual me ayudó a dar forma a lo que desde el 2001 propongo como título en todos mis seminarios sobre astrología e historia argentina: “Las Dos Argentinas que somos”.
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No sería necesario en este caso obligarnos a un abrazo identificatorio con quienes habitan un universo ético y, hasta podríamos hipotetizar, orgánico disímil al nuestro. Ese mandato rígidamente saturnino conviene revisarlo: desmontar esa expectativa en la construcción de puentes librianos ilusorios. 
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Opino que nos sería mucho más útil reflexionar acerca de esa construcción arquetípica falaz: una mítica y lejana unidad perdida. Cada vez de manera más clara y vociferante, se nos está diciendo -creo- que nunca existió esa unidad originaria, ese big-bang de tribu canceriana unida tras las mismas creencias e ideales. Y no se trata de una derrota ni de una frustración. Se trata de una estructura: somos un país canceriano, qué duda cabe. Pero nos gobierna un destino libriano, que quizá con la sana maduración de nuestra Luna Capricorniana podamos empezar a asumir. A entenderlo como un buen destino y no como un castigo o algo a remontar sí o sí. Nada para remontar. Todo para comprender.
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ANHELO Y CONFUSIÓN LUNAR DE UN PAÍS CANCERIANO.
En nuestro país canceriano es comprensible que el ADN identitario arquetípico, la identidad colectiva nacional, propugne esa unidad como centro de todo lo concebible. Al no logrársela, más aún, al reiterarse una y otra vez que existe ese movimiento bautizado como grieta o abismo entre dos partes de esa supuesta única unidad, la Luna Capricorniana de nuestro país se repliega. No expresa esa maduración sana sino que se refugia en su mecanismo más conocido: “no tenemos remedio, no aprendemos más, en todos los países las personas aprenden a unirse pero nosotros no. Somos un caso perdido”.
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Aquí es donde el ascendente libriano, siempre en movimiento espiralado hacia otra mirada más evolutiva de la misma cualidad –así lo hemos representado desde hace milenios, así entonces opera y construye sobre nosotros- viene para reiterarnos la obviedad: no somos la mitad de “lo uno”. Somos una parte entera contigua a otra parte también entera, dos barcos obligados a navegar a la par. Somos dos sujetos adyacentes.
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RUMBO A OTRA VUELTA DE LA ESPIRAL
Quizá en el futuro aprendamos a construir mecanismos de intercambio entre esos dos universos. Nada impide que insistamos en llamarlos “puentes”, en todo caso. Pero lo que están uniendo dichos puentes son DOS entidades homogéneas y disímiles en su origen, en su diseño estructural de cualidades de base. Quizá el error era suponer que nos faltaban materiales especiales para alzar alguna vez ese puente, también especial, que uniera nuestro desgarro. Lo que nos faltaba era diagnosticar que no éramos una orilla incompleta sin su otra orilla, sino una unidad que intentaba un diálogo profundo con otra unidad, con la expectativa de pegar una vuelta de 180 grados rumbo a otra dimensión de nuestra percepción.
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CÓMO NAVEGAR ENTRETANTO
Por el momento, las sugerencias de estos duros años previos siguen siendo válidas y por eso en lo que sigue, las reitero. Alcanza y sobra con que no nos miremos con odio, de una galaxia a la otra. Que simplemente asumamos que no compartimos el mismo lenguaje, las mismas creencias de base y hasta quizá, por qué no, que no provenimos de la misma Eva mitocondrial originaria.
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Que quizá hubo orígenes paralelos, mitologías de universos separados y que en este presente existe la enorme oportunidad de significar semejante dualismo. Que agradezcamos en lugar de padecer, tener cercanías inconcebibles con ese otro universo paralelo a veces en nuestras propias familias, en nuestros vínculos con padres y hermanos, con nuestra pareja, con nuestrxs amigxs.
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POR AHORA es así y opino que es mejor asumirlo, para facilitar la construcción de nuevos senderos a nuestra encomiable insistencia. No es fácil aquí, en el recóndito extremo del hemisferio sur, tener paciencia libriano-venusina suficiente, tras haber vuelto a experimentar otra crisis terminal en nuestro desarrollo comunitario.
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Pero ya contamos con Urano, también incluido en el mito de Venus, desde hace ya años, en este caso a través de Tauro. Urano o lo abierto estelar de donde provienen los imprevistos creadores, de paso… operando sobre un lugar central de la carta natal de la piloto de tormentas de uno de estos dos barcos: Cristina. Barco en el que navego por opción y voluntad propia, por si alguna duda quedaba suelta por ahí.
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LIBRA Y EL EQUINOCCIO DE PRIMAVERA EN EL HEMISFERIO SUR...
... es un buen momento para honrar el trabajo hacia lo abierto, hacia lo más distante de nosotros mismos. Es una buena etapa del año para cuidar esos nuevos brotes emocionales que nos conduzcan a que, donde haya dolor e incomprensión entre hermanos, entre connacionales, entre ciudadanos que quizá provengamos de galaxias distantes, asumamos que no obstante estamos habitando el mismo espacio cósmico. Y que esta aparente –sólo aparente- contradicción o momentáneo misterio, nos deje un aprendizaje de profunda mutación.
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VOLVAMOS A INVOCAR ENTONCES que en cualquier lugar de Gaia donde una parte de la sociedad perciba con odio ciego a la otra parte, o la considere ajena casi en el extremo de no comprender su derecho a habitar su propio espacio en el mismo universo, a través de ese horror incomprensible para nuestra parte empática canceriana... se esté gestando otra condición para la percepción humana, cuya potencia por el momento desconocemos.
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Ojalá aprendamos a esperar y honrar los ritmos, como hace la Primavera año a año. Ella nos muestra con claridad que la Vida insiste porque es cíclica, como todo en el universo. Ojalá sepamos preparar, como ella, el momento en que el nuevo brote salga a la luz…
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ow. CABA, Rep. Argentina. 22 de setiembre 2021
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(*) Daniel Santoro, artista plástico y militante peronista. Reportaje del 26-IX-2019 en “Recalculando” (C5N). Es probable que Daniel ya haya mencionado este concepto anteriormente o haya escrito sobre él, pero no cuento con esas otras fuentes.