PUENTES PARA SAGITARIO
Ingresó el 22 de noviembre 2019, a las12:00 pm, hora argentina (15:00 GMT).
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ARGENTINA, LATINOAMÉRICA, EL PLANETA ENTERO… Y SAGITARIO. DOS BARCAS DE LA EXISTENCIA HUMANA. Sus habitantes navegamos en ellas, separados por creencias por ahora irreductibles
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Desde mi barca colectiva creemos leer en la otra barca lemas como el sálvese quien pueda, la meritocracia, la defensa de lo propio y el desinterés por todo lo que no sea “lo mío y lo de mi familia”. Y optamos no pactar con esas visiones de la vida humana, aún a riesgo quizá de malinterpretar o no terminar de comprender indicios más profundos de esa otra opción, la que navega en paralelo.
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A pocos días del ingreso de Júpiter en Capricornio y a pocas semanas de una gran conjunción que puede estar ya mostrando su irradiación –Saturno/Plutón- pareciera que se nos imponen con urgencia nuevas construcciones transformadoras del psiquismo colectivo. En este mes sagitariano, podríamos enfocarnos en algunos de sus contenidos específicos. Uno de ellos pareciera ser el más incluyente y sanador: la confianza en el Camino o sendero del universo del que formamos parte.
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Invocar para convocar, es una práctica milenaria de diversas culturas de la Tierra entera. En esta barca nos ejercitamos en una de ellas: la simbolización repetida, la ritualización rítmica, fase a fase, año tras año, milenio tras milenio, de construcciones astrológicas atribuidas –por motivos para nada caprichosos sino impecablemente pitagóricos- a cada ángulo o signo. Construcciones que hoy nos constan a todxs, seamos o no astrólogxs, que operan sobre la realidad del psiquismo, individual y colectivo, y que la transforman.
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En estos puentes para Sagitario la otra barca existe, es visible y acompaña el camino de la nuestra, pero por el momento sus respectivas flechas no confluyen en un destino común. Es obvio que la humanidad no está hermanada en sus propuestas, que nunca lo estuvo y que quizá no lo esté… ¿nunca? No es algo inherente a la cualidad sagitariana, por el contrario, es la derivación inmadura del psiquismo humano que quizá malentiende esta fase de la fórmula del Gran Orden.
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Quizá no se trate de esperar la demorada “gran reconciliación en pos de la Unidad”, el anhelado retorno al Uno de la existencia. ¿Por qué no poner una ficha de confianza a la otra parte de la ecuación, ésa que se alinea y equilibra al visualizar la Dualidad positiva, su innegable sello en la manifestación de la materia, la poderosa Distinción de Opuestos Complementarios, en lugar de leerlos sólo como disociación o polarización? ¿Por qué no valorar preguntas aún sin respuestas, en este encandilante ingreso a la Era de Acuario y acceder a dejar abierta la posibilidad del DOS como gran llave de ingreso a la otra parte de la Gran Navegación?
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El problema desde luego es qué hacemos entretanto los viajeros, consumidores de viejas creencias que nos atormentan. En ambas barcas nos sentimos tironeados. Por un lado el pasado nos arrulla todavía con mandatos piramidales, constructores de un único Sol para un solo vértice superior supuestamente sabio, paterno y guía benevolente de las Dos Opciones. Pero como en cada barca ya avistamos a lo lejos otra orilla, “algo” nos intoxica y altera el metabolismo, cuando no podemos otorgar a esa creencia en el Gran Uno la misma confianza que sentían nuestrxs antepasadxs. Ni el lenguaje cotidiano responde ya a nuestras viejas demandas.
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No hay propuestas que calmen este tironeo, momentáneamente. El Viaje sigue siendo por ahora sólo lo que cuenta y como por suerte se intuye que bajo ambas barcas discurre una dirección determinada, a la manera de una luz oceánica profunda y generosa, no queda otro alivio más que dejarnos guiar. Se viaja para ir. Quizá sepamos pronto hacia dónde y qué sentido profundo tiene esta etapa del Camino.
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Olga Weyne, texto para AATP
Buenos Aires (CABA), noviembre 2019
Ingresó el 22 de noviembre 2019, a las12:00 pm, hora argentina (15:00 GMT).
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ARGENTINA, LATINOAMÉRICA, EL PLANETA ENTERO… Y SAGITARIO. DOS BARCAS DE LA EXISTENCIA HUMANA. Sus habitantes navegamos en ellas, separados por creencias por ahora irreductibles
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Desde mi barca colectiva creemos leer en la otra barca lemas como el sálvese quien pueda, la meritocracia, la defensa de lo propio y el desinterés por todo lo que no sea “lo mío y lo de mi familia”. Y optamos no pactar con esas visiones de la vida humana, aún a riesgo quizá de malinterpretar o no terminar de comprender indicios más profundos de esa otra opción, la que navega en paralelo.
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A pocos días del ingreso de Júpiter en Capricornio y a pocas semanas de una gran conjunción que puede estar ya mostrando su irradiación –Saturno/Plutón- pareciera que se nos imponen con urgencia nuevas construcciones transformadoras del psiquismo colectivo. En este mes sagitariano, podríamos enfocarnos en algunos de sus contenidos específicos. Uno de ellos pareciera ser el más incluyente y sanador: la confianza en el Camino o sendero del universo del que formamos parte.
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Invocar para convocar, es una práctica milenaria de diversas culturas de la Tierra entera. En esta barca nos ejercitamos en una de ellas: la simbolización repetida, la ritualización rítmica, fase a fase, año tras año, milenio tras milenio, de construcciones astrológicas atribuidas –por motivos para nada caprichosos sino impecablemente pitagóricos- a cada ángulo o signo. Construcciones que hoy nos constan a todxs, seamos o no astrólogxs, que operan sobre la realidad del psiquismo, individual y colectivo, y que la transforman.
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En estos puentes para Sagitario la otra barca existe, es visible y acompaña el camino de la nuestra, pero por el momento sus respectivas flechas no confluyen en un destino común. Es obvio que la humanidad no está hermanada en sus propuestas, que nunca lo estuvo y que quizá no lo esté… ¿nunca? No es algo inherente a la cualidad sagitariana, por el contrario, es la derivación inmadura del psiquismo humano que quizá malentiende esta fase de la fórmula del Gran Orden.
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Quizá no se trate de esperar la demorada “gran reconciliación en pos de la Unidad”, el anhelado retorno al Uno de la existencia. ¿Por qué no poner una ficha de confianza a la otra parte de la ecuación, ésa que se alinea y equilibra al visualizar la Dualidad positiva, su innegable sello en la manifestación de la materia, la poderosa Distinción de Opuestos Complementarios, en lugar de leerlos sólo como disociación o polarización? ¿Por qué no valorar preguntas aún sin respuestas, en este encandilante ingreso a la Era de Acuario y acceder a dejar abierta la posibilidad del DOS como gran llave de ingreso a la otra parte de la Gran Navegación?
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El problema desde luego es qué hacemos entretanto los viajeros, consumidores de viejas creencias que nos atormentan. En ambas barcas nos sentimos tironeados. Por un lado el pasado nos arrulla todavía con mandatos piramidales, constructores de un único Sol para un solo vértice superior supuestamente sabio, paterno y guía benevolente de las Dos Opciones. Pero como en cada barca ya avistamos a lo lejos otra orilla, “algo” nos intoxica y altera el metabolismo, cuando no podemos otorgar a esa creencia en el Gran Uno la misma confianza que sentían nuestrxs antepasadxs. Ni el lenguaje cotidiano responde ya a nuestras viejas demandas.
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No hay propuestas que calmen este tironeo, momentáneamente. El Viaje sigue siendo por ahora sólo lo que cuenta y como por suerte se intuye que bajo ambas barcas discurre una dirección determinada, a la manera de una luz oceánica profunda y generosa, no queda otro alivio más que dejarnos guiar. Se viaja para ir. Quizá sepamos pronto hacia dónde y qué sentido profundo tiene esta etapa del Camino.
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Olga Weyne, texto para AATP
Buenos Aires (CABA), noviembre 2019
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